Ponle play: discos nuevos de Black Midi, Gwenno y Caramelo Haze

Ponle play

Black Midi – Hellfire

Siguen siendo extravagantes, pero han optado por una ruta más melódica y cercana a un musical de Broadway para ofrecer un tercer álbum mucho más contundente y preciso de lo que persiguen en su esfuerzo progresivo.

Aunque el título sugiere que habrá un infierno de monumentales proporciones, la verdad es que significa su disco más divertido hasta ahora, igual de salvaje que los dos anteriores pero con mucho más guitarras acústicas y alientos suaves en medio de distorsión y caos, lo que le da un tono pasivo que agrada y sorprende.

Los británicos son una sorpresa constante, en cada nueva escucha descubrimos detalles que potencian el discurso de manera envolvente y es indudable que están dispuestos a marcar a una generación que no se conforma con los formatos de siempre.

Gwenno – Tresor

Más allá de su armado estético que enamora, el segundo álbum de la galesa está logrando lo impensado: que más gente se interese en la lengua córnica, idioma celta que se pensaba a nada de extinguirse.

La ex tecladista de Elton John se sirve de la influencia materna para hacer una especie de homenaje – auto retrato en el que explora femineidad desde una perspectiva de comunión con la naturales.

El pop psicodélico suave que se escucha aquí se estructura a modo de un canto esotérico, como si fuese un sueño o una danza de ninfas en medio de un campo verde lleno de vida.

Caramelo Haze – No estás aquí

¡Pero qué rica está la fusión electrolatina de este combo! A ratos es cumbia psicodélica, por momentos huapango, pero no importa hacia que lado se inclinen, lo de la agrupación formada en Texas busca una identidad y lo consigue con enorme cadencia y soltura.

Y es padrísimo que no haya una pretensión altanera o intelectualoide en este trabajo, es simple experimentación que persigue la gozadera antes que cualquier otra cosa.

Es un homenaje a la multiculturalidad, una bofetada musical para quienes piensan que lo latino es reguetón y narcocorridos: es una prueba de la versatilidad de una región que ante cualquier desgracia o conflicto baila, porque es la forma más nuestra de expresarnos y decirle al cerebro que el cuerpo y las emociones mandan.