Stickiness. Pegados de forma nociva. Como las parejas que saben que tienen que deben finalizar la relación antes de hacerse más daño. Pero no pueden. Mejor dicho, no quieren.
“Stickiness, o la sinuosa tarea de desarraigar” es una puesta en escena que se apoya en la danza para contarnos cómo él y ella se unieron, se amaron y terminaron odiándose.
La propuesta no tiene muchos diálogos, pero no es necesario, porque entendemos todo: la urgencia que a veces tenemos por encontrar a alguien con quien compartir nuestros sueños, y en esa prisa pasa que no perseguimos un apoyo, sino alguien que nos jale y nos arrastre.
“Stickiness…” es precisamente eso. La historia de un par que prefiere vivir momentos tirantes ante la falta de arrojo para decir “adiós”.
Aunque a ratos demasiado académico, la energía que en el escenario despliegan los protagonistas es tal que es imposible mantenerse ajeno a la exposición de sentimientos que nos presentan.
“Stickiness, o la sinuosa tarea de desarraigar” es una obra interdisciplinaria que carece temporalidad, porque es una historia que retrata millones de casos envueltos en la rutina, la violencia y el hartazgo.
Lo que Constanza Amparán Hernández y Octavio Ahmic consiguen sobre el escenario es doloroso y al mismo tiempo lúdico, incluso entretenido. Con un planteamiento genérico van de la burla al drama entre movimientos corporales muy medidos que construyen una narrativa que nunca cede en intensidad.
El cierre no puede ser más liberador.
“Stickiness, o la sinuosa tarea de desarraigar” se presentará hasta el 15 de marzo, los jueves y viernes, en el Teatro El Granero Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque.
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