Ponle Play: discos nuevos de Justin Timberlake, Jay de la Cueva y Esteman

Ponle Play

Justin Timberlake – Everything I Thought I was

Control de riesgos. De eso se trata el sexto LP de quien fuese en algún momento una de las estrellas pop más reconocidas del planeta y que ahora es meticulosamente seguido porque su base de haters ha crecido considerablemente.

Evidentemente, existía un tremendo morbo por escuchar lo que iba a cantar ahora, y aunque no es un álbum decepcionante, es un hecho que musicalmente está en un punto mucho más alto que las letras que entona.

Y el disco tiene de todo. Trae una base funk y R&B que siempre le ha sentado bien y hasta se da el lujo de jugar a la nostalgia al compartir un tema con sus antiguos compañeros de boyband, pero nada tremendamente destacado.

Jay de la Cueva – Jay de la Cueva

Después de ser parte fundamental de agrupaciones tan exitosas y queridas por el público general, se veía venir a un autor más experimental. Y aunque no lo vemos desbordado en creatividad, sí en energía y con un ritmo tan coqueto y sensual que resulta extraño que un compositor tan versátil no haya explorado antes esa vena funky euro disco.

Se trata de un trabajo en el que explora su lado más sensible, que no suena a nada de lo que hubiese hecho ante con otros agrupaciones con las que ha estado y en donde los hits no importan tanto: es prácticamente una necesidad.

No es el trancazo sonoro que pensamos, pero tampoco es como que podamos desdeñar esta nueva faceta. Al contrario, es estimulante que un autor tan prolífico se deje llevar por sus instintos para reinventarse cuantas veces sea necesario.

Esteman – Secretos

Completamente dueño ya de esa esencia disco, Esteban Mateus arma tremendo bailongo con un entusiasmo envolvente y que da cuenta de una evolución personal y musical.

Sus letras no sólo exponen sus inquietudes personales, sino que crea un trabajo en el que el baile funciona como catalizador: en medio de colores, ritmos y hasta olores, el colombiano va contándonos de todo aquello que le resulta intrigante.

Es un homenaje a las pistas de baile como este elemento de liberación y droga para el cuerpo, en donde los más reservados suelen atreverse a dejarse llevar o evidenciar lo que les da temor confesar.