El machismo, ese añejo mal tan aferrado al día a día de la sociedad mexicana, es uno de los tópicos que aborda David Pablos con elegancia y economía en su segundo largometraje “Las elegidas”, un indignante retrato de la prostitución en nuestro país.
Si bien, Pablos decide abordar el tema desde una perspectiva en específico, no significa para nada un retrato mutilado. Por el contrario, coloca al seno familiar como el centro y promotor de la pusilánime ideología que pone al hombre por encima de la mujer, elevando al sexo masculino como todo poderoso y a las féminas las rebaja al estatus de objeto.
Y es que la historia de Ulises (Óscar Torres) y Sofía (Nancy Talamantes) es tan real que da miedo. El cineasta vivió gran parte de su vida en Tijuana y conoce bien cómo se tejen las redes de la prostitución en beneficio de un clan de machos que son protegidos y empoderados por las mujeres a su alrededor. Lo más triste es que el control mental y el resquebrajamiento de la voluntad de las sometidas se ve como un símbolo de astucia.
Pablos es grácil, no necesita ser demasiado gráfico para plasmar el horror que viven las jovencitas que protagonizan su historia. Le bastan los sonidos, los encuadres, las expresiones de los involucrados en el acto sexual forzado. El filme no deja de presentar situaciones que nos dejan impotentes ante el lenocinio y la estructura construida para tal fin, en donde hay cientos de chicas que son ocupadas simplemente como un pedazo de carne.
Pero más allá del delito, lo del cineasta es por demás inteligente. El personaje principal exhibe su buena voluntad en un inicio y termina por despojarse de los deseos bondadosos para adentrarse en un mundo de corruptelas y cinismo, no empujado por una banda de delincuentes o una compleja red criminal, sino por su propia familia, con los que come, convive, creció y expone a su próxima víctima. Él es el “sebo” y no encuentra modo de dejar de serlo. Lo del uso de las chicas es un negocio familiar. Ese núcleo que permite la reproducción interminable del macho.
“Las elegidas” es cruda, demasiado, y Pablos tiene el ojo exacto para colocar la cámara en el sitio adecuado, donde lo que se ve no resulta grotesco u ofensivo visualmente: ya demasiado violento es saber que hay jóvenes que no llegan ni a los 15 años de edad y tienen que aguantar los deseos de tipos que hasta les cuatriplican la existencia.
“Las elegidas” es una denuncia más que un trabajo artístico que retrate la trata de persona y no por eso con menor mérito. Sacrifica la plasticidad para hacer más efectivo el drama de adolescentes a quienes se les roba la inocencia, no se les permite tomar decisiones para convertirse en mujeres: un tipo ocupa la seducción, la mentira, el falso amor, para quebrar sus voluntades y entonces hacer de ellas una cosa.
Lo que es verdaderamente espantoso es que estamos antes una ficción que es fiel y consecuente de la realidad que muchas jóvenes viven, pero está lejos de mostrar la podredumbre que envuelve a las historias reales en que se basa. Bravo por la crítica y la reflexión social que propone el mexicano, más porque no necesito de desnudos por doquier y sexo explícito para hacernos sentir repugnancia.
“Las elegidas” es parte de la 59 Muestra de Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
Las elegidas (2015)
Dirección y guión: David Pablos.
Protagonistas: Nancy Talamantes, Óscar Torres, José Santillán Cabuto, Edward Coward.
Fotografía: Carolina Costa.
Edición: Miguel Schverdfinger.
Imágenes proporcionadas por Cineteca Nacional.
Texto publicado en Azteca Noticias.
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