Mario Lucatero (CDMX, 35 años) es un pintor sensible, entregado a los colores, las formas, las imágenes y la creación. En su departamento no solo se puede ver parte de su trabajo en diversas técnicas, estilos y tamaños, una selección variada de las cosas que lo impresionan y que reproduce por medio de la pintura: “es una comunicación entre lo que vives y tú, con tu trabajo”, explica.
Con las manos y ropa manchadas ya que por varios días se ha dedicado a terminar un trabajo que debe enviar a Querétaro, Mario explica su pasión por la pintura y recuerda que desde niño se ha relacionado con la disciplina, “antes trabajaba para comprarme mis colores y materiales”.
Es diseñador gráfico de profesión con especialización en artes visuales, se desarrolló en el mundo de la decoración. Actualmente se dedica al 100 por ciento a pintar en donde se siente “auténtico”. Es muy claro: “si no estuviera pintando, dibujaría o estaría deprimido”.
Pese a trabajar con unas de las manifestaciones artísticas con mayor historia en la humanidad, él no se identifica con el mote de “artista” ya que considera que es una palabra muy amplia, “yo no estoy buscando definirme como un artista, más bien soy una persona que está trabajando para crear pinturas, no sé si éstas tienen un valor artístico… Mi trabajo no es decidirlo”.
“… la historia le hace justicia a los objetos…”
En cuanto la utilidad o importancia del arte es enfático al decir que “el arte es una comunicación de ti con el mundo. Es una recreación, es un juego entre la vida y tú, entre lo que ves, lo que vives, lo que sientes… Es conectarte con la vida”.
El arte contemporáneo para él es dónde la gente está discutiendo y pensando, viendo que es la tendencia y hacia dónde vamos, “ves el arte y ves como se va moviendo la humanidad”, apunta.
Desde la sala de su departamento se pueden observar no solo los cuadros, se incluye los libros que Mario consulta para obtener información o referencias, publicaciones de pintores clásicos, fotógrafos contemporáneos y de vanguardia. Destaca el nombre Robert Mappletorpe entre su colección.
Al abundar sobre la situación que vive la producción pictórica actual se detiene a pensar en los pintores contemporáneos y comenta que hay muchos sorprendentes, pero igual “hay muchos que tienen muy buenos publirrelacionistas, mucho marketing y mucho dinero para poder exhibirse en MACO o son amantes del galerista, eso existe y también está puesto”.
“Al final la historia le hace justicia a los objetos, los que están bien y representan lo que tenía que hacerse serán infinitos, los que nos van a echarse a perder, se van a descomponer como todo”, apunta convincentemente.
Los temas sociales no son de su interés, al menos no para incluirlos en su trabajo, pero eso no evita que reconozca que le impactan, “al afectar tu vida lo hace en lo que tú representas, lo que haces, tú trabajo”.
“Cuando acabas un cuadro le pierdes interés…”
La práctica es fundamental en esta actividad, por lo tanto no duda en decir que “después de que cometer tus 5 mil primeros errores empiezas a hacer las cosas bien e identificas cuando algo está bien hecho”.
Al hablar sobre la inspiración o visión que tanto se menciona en los procesos creativos, él se dirige a señalar la importancia de la sensibilidad o “esa conexión entre los sentidos y el material”.
Su tema preferido es dibujar mujeres con sus formas y experimentar con el color, la figura masculina no es muy de su agrado, la considera sexosa y en ocasiones vulgar.
Algo característico en su trabajo es dejar la sensación de obras inconclusas, con un aire expresionista, punto que él explica por medio de una cita de Velázquez que dijo al pintar Las meninas: Yo siempre quise hacer un cuadro que se vea incompleto.
Explica que es parte del posmodernismo, de esa tendencia a la deconstrucción… “ya no estás fijándote a que las cosas sean perfectas si no que están deshaciendo, descomponiendo, en un proceso de transición entre que las cosas están hechas y deshechas”.
Remata “además, puedes ver como se fueron formando, como fue el proceso, ahí le ves las tripas a las cosas”.
Al pensar sobre el legado que está dejando por medio de sus pinturas no titubea en compararlo con el proceso reproductivo que comunica con el espectador una perspectiva de la vida, un punto de vista.
“Cuando acabas un cuadro le pierdes interés, me puedo tardar un mes en hacer un cuadro, pero cuando lo entrego ya no me vuelvo a acordar de él en toda mi vida. Pero cuando lo estás haciendo es lo más importante que tienes en la cabeza”, concluye.
Videorecomendación:
Contacto: mario.lucatero@hotmail.com
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