Imagen: Radio Rock.

Ponle play: discos nuevos de Songhoy Blues, St. Vincent y Protistas

 

Songhoy Blues

No es fácil pensar en rock africano. En nuestra mente occidental pensamos en sonidos de tambores y tribales, pero estos hijos de Timbuktú presentan una palca divertida, amena, accesible incluso para los oídos más testarudos.

Y no esconden sus orígenes, por el contrario, aprovechan la vena más popera de Mali para crear temas llenos de energía.

Su irrupción en la escena mundial hace dos años fue una grata sorpresa y con este disco consolidan su paso firme por el mundo del funk, con sus riffs salvajes y aires de desierto.

 

Protistas

Los chilenos validan el buen momento de la música andina, que es rica en géneros, incluyedo el rock pop.

Con su cuarto disco buscan ganar el favor de la muchachada, con una propuesta un tanto más seria y menos “corta venas”.

Si bien son muy finos para combinar guitarras distorsionadas y melodías, su lado acústico es el que sale mejor en este nuevo trabajo.

 

St. Vincent

Raro que haya mencionado que se trata de su álbum más personal, porque es un disco lleno de historias frustantes. O quizá lo que la señorita Clark tiene muy claro es que todo ese glamour y brillo alrededor del mundo de la música no es más que efecto y lo retrata muy bien en su quinta placa, una que viene más lúgrube que nunca.

Pero hay tanto funk aquí que no da espacio para lamentaciones. De hecho, el disco soltó dos poderosos sencillos que nos dan idea de lo que encontaremos en todo el álbum: una suerte de melancolía y anécdotas poco alentadoras.

Aunque esté más tirado al fatalismo, lo que musicalmente escuchamos impide que caigamos en depresión, logrando un contraste bárbaro para conseguir, una vez más, una pieza sorprendente.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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