Imagen: All Sean Paul.

Ponle play: discos nuevos de Morgan, Sean Paul y The Carters

Ponle play

 

Morgan

Suenan a una banda estadounidense pero son totalmente españoles. Y ese sonido no es copia, ni pretensión, ni nada parecido. Es como un experimento, las ganas de explorar los modos en que los norteamericanos han modificado las reglas del blues, del R&B y del rock and roll. Es por ello que estamos ante un trabajo con el alma henchida, con exceso de soul y temas sabrosos.

Es un trabajo con enorme sentimiento y pasión que cierra con enorme energía. Lo simpático es que pese a toda la dulzura que emana de la voz de Carolina de Juan, los desgarramientos están a la orden para probarnos su potencia.

 

Sean Paul

Igual y el brío ya no le alcanza para algo más que un EP, pero el jamaiquino sigue con la idea clara de cómo crear hits y, por si hiciera falta darle refresco a sus modos, se junta con los que saben y dominan los charts ahora, como Major Lazer, Migos y Dua Lipa.

El resultado es un trabajo con potencial para desatar la fiesta. Si bien no es el disco que el mundo esperaba para reventar la pachanga, sí es un buen compendio de canciones al alimón que ponen el tono idóneo para comenzar y acabar enfiestados.

 

The Carters

Balance. Es lo que encontramos en este experimento de Jay-Z, quien intenta alcanzar los niveles de Beyonce, de modo que la mujer se mueve a los terrenos del rapero para darle coherencia a un disco que es una suerte de celebración de la pareja que han construido, pese a los tragos amargos.

Hay en este disco una vuelta a los 90, sacando lo mejor de las producciones del de Brooklyn, pero aplastando todo el brillo de la Beyonce ruda que encontramos en “Lemonade”, por mucho el mejor álbum de su carrera.

En medio de letras que destacan la libertad y el amor compartido, lo que ofrece este par es un canto al compromiso con el otro, de un modo extraño, sí, desprovisto de cursilería e incluso de pasión, pero honesto.

 

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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