Ponle play: discos nuevos de Kamasi Washington, illuminati hotties y Señor Kino

Ponle play

Kamasi Washington

¿Será que éste es el pináculo en la carrera del californiano? Con todo respeto ¡es una bestia!

Su renovación del jazz contemporáneo alcanza en este nuevo trabajo niveles de excelencia, un doble álbum que expone todas sus influencias y las versátiles combinaciones con las que ha ido empujando el género hacia otro nivel.

Sí, es su disco más accesible, el más popular, pero no por ello desprovisto de la calidad que le conocemos, con la capacidad de ir más allá para crear un álbum conceptual que explora la espiritualidad del ser humano. Muy a propósito, una placa de jazz inundada de “soul”.

Anótenle palomita entre los mejores discos de este 2018.

illuminati hotties

Un debut que tiene de todo, desde el estruendo básico de las guitarras distorsionadas a las melodías suaves, reflexivas y con atmósferas introspectivas.

El proyecto de la estadounidense Sarah Tudzin suena mucho a la llamada música “alternativa” de principios del 2000, con una base folk y amenos momentos que privilegian lo instrumental, dando espacio a que las letras lleguen en el momento preciso, casi casi de modo sarcástico, pues irrumpen para frenar toda la vitalidad musical con sentimientos a flor de piel.

Señor Kino

El surf punk de los sonorenses abre paso para una mezcla muy afortunada de dream pop con groove playero, en uno de los trabajos mexicanos más “sucios” del año y a la vez más honestos.

Desprovistos de artificio, las letras tristonas de estos jóvenes ahora se ven envueltas con muchos sintetizadores aunque el ritmo sigue siendo festivo, contraste adictivo que le viene bien a una agrupación que va poco a poco definiendo su identidad.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.