Imagen: Morelos Habla.

Ponle play: discos nuevos de Carla Morrison, Kinky y Logic

 

Kinky

Los regiomontanos vuelven a la escena con su tirada más comercial desde que hacen música.

Rescatan un poco la vena electrónica con la que se dieron a conocer en el 2002 pero con las ganas de llegar al gran público en lo que parece un recuento de todas las facetas que les hemos conocido, desde las más divertidas hasta las reflexivas.

Un álbum con buenos momentos, pero también con sus intentos por abrazar a los nuevos públicos en un esfuerzo forzado que lo hacen un trabajo desigual.

 

Logic

El rapero de Maryland trae letras que buscan generar conciencia por medio de la historia de Atom, un ser que reencarnará mientras dios le hace compañía.

Pero la anécdota no para ahí: Atom es a la vez todos los seres humanos. Es una chistosa confusión, pero demasiado pretenciosa, por lo que se sacrificó calidad por tratar de cohesionar esa historia.

Se aplaude el ánimo de crear un disco conceptual, pero el resultado es fallido, salvo algunas piezas, las que se nota tienen menos ganas de pegar y fluyen con naturalidad.

 

Carla Morrison

Le hizo arreglos a su “Amor Supremo” y si antes era ñoño, viene recargado.

Claro que es necesario llorar ese desprecio que todos hemos vivido alguna vez, pero está claro que la aspiración de la mexicana es que rompas el disco por la mitad y te cortes las venas con él.

Tiene algunos momentos bellos, pero el lamento de una hora se torna aburrido, repetitivo y llega un momento en donde lo que amerita es darle un golpe ante tanta codependencia.

Eso no quita que hay tres, cuatro piezas, que bien ameritan brindar por el amor perdido, porque te ponen en el “mood”, pero aventarse todo el disco es como poner una foto del fulano o fulana en cuestión y pasar por todos los estados de ánimo sólo para pensar que se ha purgado algo y repetir todo el acto de principio a fin al día siguiente.

 

 

 

 

 

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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