El director holandés Tom Six me cae requete súper bien. Quiere hacer polémica- es el responsable de algunas producciones de ‘Big Brother’ en su país natal- y además lo grita a los cuatro vientos: “Me gusta el escándalo”.
La primera edición del “El ciempiés humano” (2009) me gustó muchísimo porque es un homenaje al mal gusto. Con sus debidas proporciones y diferencias, me recordó a mi amado John Waters y “Pink Flamingos” y el revuelo que causó en su estreno. Waters honra el mal gusto, ve lo bello en lo socialmente considerado como desagradable y me pareció que Tom Six más o menos iba por el mismo camino.
En entrevistas, Six ya contó de su admiración por Pier Paolo Pasolini y como “Saló” influenció su orientación cinematográfica , lo cual es evidente en varias escenas y en desarrollo de la trilogía: Voy a ceder a todos mis instintos “prohibidos”, voy a hacer lo que me de la gana y me vale sorberte la humanidad, lo puedo hacer porque puedo y mientras no haya consecuencias, me vale mucho más. O algo así.
La primera parte me dejó un sentimiento de angustia que tardó en desaparecer. Dieter Laser en su papel de científico loco- copia casi al carbón de la personalidad y acciones de Josef Mengele- logra que lo odies con toda el alma y que desees que le hagan lo mismo que a sus víctimas una y otra vez.
En la segunda parte- mi favorita- Lawrence R. Harvey, el Godínez llenito hijo de mamá dominado por sus perversiones, a pesar de que sus actos son terribles, logra interpretar a un ser humano triste, sin razón de vivir más que el cumplimiento de sus ideas locas inspiradas en las ideas de Tom Six. Filmada en blanco y negro logra disimular las escenas escatológicas que en esta ocasión nos regalaron de a gratán.
Pero llega “El ciempiés humano 3”… con mucha expectativa de parte de los fans y ya con el nombre de Six más o menos colocado y respetado dentro del género. ¿Y qué hizo el realizador holandés? En mi opinión, regarla totalmente. El dinero que pusieron los productores estadounidenses es más que evidente y se pierde en su totalidad la idea original: perversión por perversión. Vaya, hasta su mensajito social tiene.
Dieter Laser y Lawrence R. Harvey repiten en esta película ambientada en una cárcel estadounidense pero con personajes diferentes. El primero se creyó demasiado su papel de alcaide loco y malo y me la pasé gritándole a la televisión “¡ya cáaaaaaaallllate que me desesperas” de la sobreactuación. Pero Harvey me fascinó porque demostró que es un actor capaz de interpretar diferentes matices creíbles. Ojo productores, este señor vale la pena.
Tom Six se da el lujo de interpretarse a sí mismo y de avalar que el procedimiento planteado en sus filmes se aplique en una correccional, afirmando que es médicamente posible y que como se trata de una cárcel, ¿cuál es el problema?
La cereza del pastel es la presencia de Eric Roberts… ¡ERIC ROBERTS! El ajonjolí de todas los filmes clases B, lo que en cierta manera consolida a “El ciempiés humano” en Estados Unidos.
Pero la película me pareció muy decepcionante. El meollo de la historia, la amoralidad pura, se pierde entre el velado mensaje social de derechos humanos. Hay muy poco de Tom Six en este filme, sólo su cameo.
La regaste, Tom Six.
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