Elegante y contenida, como su protagonista. Antes de ser Lili, Einar tuvo que romper sus esquemas y aceptar que siempre fue una mujer, pero para ello necesitó del cobijo, comprensión y tutoría de otra fémina: su esposa. “La chica danesa” es una película que conmueve pero se queda en la superficie; no libra tal condición pese a que sus actores principales tiene interpretaciones monstruosas.
El pintor Einar Wegener irá descubriendo su condición de mujer atrapada en el cuerpo de un hombre pese a que durante mucho tiempo disfrutó sexualmente a su esposa Gerda (una fenomenal Alicia Vinkader) y se convertirá en la primera persona en someterse a una cirugía de reasignación de sexo.
Tom Hooper es amante de los espacios hermosos. Sus filmes, sin importar la temática, siempre tienen un rostro lindo cuando de retratar el pasado se trata. En esta ocasión juega a las comparaciones al presentar variados paisajes con espejos de agua, un lúdico ejercicio que embonan con gracia en el dilema sexual de Einar, quien también despliega esos escenarios en sus pinturas.
Eddie Redmayne vuelve a dar cátedra de actuación corporal. Y no es que el desarrollo psicológico de su doble personaje quede corto, por el contrario, el esfuerzo es notable y es sin duda el principal rival de Leonardo DiCaprio en la contienda por el Oscar a Mejor Actor. La piedra en el zapato de “La chica danesa” es que se concentra mucho en las emociones, acierto al momento de construir un melodrama, pero no va por más.
Y esta falta de profundidad es porque Hooper prefiere hacer un choque de mujeres, de la que busca entender el proceso del marido porque vive enamorada y busca la felicidad del ser amado, mientras que la otra va descubriéndose como tal y trata de realizarse en ese sentido. Gerda es un personaje delicioso, intenso, la bravía de la pintora es de lo que carece su conyugue y en esa condición se centra el filme, dejando de lado las circunstancias y contextos.
Los espejos de agua desaparecen cuando Einar se convierte en Lili, porque se asume mujer, dejará poco a poco morir al hombre y succionará la femineidad de su consorte. Desde luego, no se trata del macho sobajando a la pareja, pero operarán como tal: él dispuesto a su completa transformación, ella sacrificará sus sentimientos y necesidades para ver a “la otra” llevarse al amor de su vida.
El duelo actoral llena la pantalla pero Hooper prefiere explorar a quien nació mujer por completo. Einar/Lili es interesante por el proceso, el dolor, la aceptación y el coraje que requirió para olvidarse del qué dirán y ser lo que su cuerpo le exigía. Pero Gerda tiene la dosis de estoicidad justa para lograr las mayores empatías en una cinta que se excede en tiempo al no ser más incisiva.
Tristemente, “La chica danesa” se trata de la obstinación, no de la búsqueda. Es un recorrido por el “tengo qué” y no por los porqués. Así, la película es más consistente cuando Gerda busca desesperadamente retener a su esposo que cuando Einar decide ser quien es. Hay pocos momentos gloriosos, uno de los más notables es cuando el hombre acude a un burdel para copiar los movimientos de una prostituta de aparador. De nuevo el espejo, otra vez la enseñanza, maestra y alumno (a). Pero fuera de eso, el argumento se queda a deber.
The danish girl (2015)
Director: Tom Hooper.
Guión: Lucinda Coxon.
Protagonistas: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Amber Heard, Ben Whishaw.
Edición: Melanie Oliver.
Fotografía: Danny Cohen.
Texto publicado en Azteca Noticias.
Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.
