Más de 30 años han transcurrido desde que Vicente Leñero publicó “Jesucristo Gómez” y muy pocas cosas han cambiado en nuestro México, incluyendo la perturbadora idea del mecenazgo como comienzo de un cambio.
Más de una decena de actores en escena ofrecen un montaje energético y “sucio” para mostrar la vida de Jesucristo Gómez, un albañil cuya vida tiene enormes paralelismos con el mesías bíblico, aunque en planos completamente terrenales y mexicanizados.
Con una puesta minimalista y percusiones que dan un tono tribal a un grupo social desfavorecido económicamente, Mauricio Pimentel dirige al cuadro actoral con ánimos de resaltar la crudeza de su existencia, un ambiente en el que la superación sólo es posible por medio de la tranza, el cohecho y la delincuencia.
Afectados por su entorno, encontrarán en las ideas de equidad de Gómez, a la postre su líder, una forma de dignificarse y unirse contra los gobiernos aprovechados y opresores, y los adinerados, quienes toman siempre a los jodidos como escaño para preservar su estatus.
La Casa del Teatro, en Coyoacán, alberga una corta temporada de esta puesta en escena que concluye el 12 de mayo, con funciones los sábados y domingos a las 7 de la noche y 6 de la tarde, respectivamente.
No hay institución que se salve ante la crítica mordaz del texto de Leñero y Pimentel y su equipo están a la altura de la denuncia, exponiendo una luz al final del camino ante tanta barbarie.