¡Huye!: una entretenida pesadilla racista

 

¿Es una satira? ¿Es terror hecho y derecho? “¡Huye!” es todo eso y más, porque tiene un modo muy divertido de exhibir el racismo en aquellos “progres” que dicen no serlo. Claro que hay terror aquí, pero se sale del canón para hacer lo que todo buen filme de miedo consigue cuando no sólo quiere que saltemos en la butaca: denuncia social.

“¡Huye!” es inteligente para llegar a ese punto de no retorno donde todo se vendrá abajo, donde las cintas de terror llegan al momento definitorio en que el protagonista debe salvarse o morir en el intento. El recorrido no puede ser más grato y enigmático. Pero por sobre todo entretenido.

Aquí pudiéramos entrar en conflicto, pues estamos acostumbrados a que los temas de segregación racial sean abordados con solemnidad y eviten cualquier tipo de situación políticamente incorrecta por parte de las minorías. Y el debut cinematográfico de Jordan Peele es lo opuesto. Va tejiendo un argumento que nos lleva al punto en donde gritamos de alegría y no de susto ante el horror que se desata en la casa de los Armitage.

Seamos honestos. Uno de los momentos más terroríficos en la vida de cualquier ser humano es cuando llega la hora de conocer y convivir con los suegros. El cineasta toma este hecho y multiplica la tensión cuando Chris (Daniel Kaluuya) va con Rose (Alisson Williams) un fin de semana a la casa de sus padres.

Ahí descubrirá a todos estos personajes que entienden el racismo como darle una golpiza a los negros, pero que piensan que verlos como una especie rara significa ser incluyentes y respetuosos.

Las cintas de terror más significativas o más influyentes en el cine de siempre son aquellas que logran retratar la realidad social y exponenciar los temores más cercanos a nosotros. De ahí que el género haya evolucionado a la par de los avances industriales, tecnológicos y humanos. Y Peele muestra con sorna y desenfado la triste situación de Estados Unidos, donde los racistas que abundan no son los que atacan al diferente con palo en mano, sino la gente “buena onda”, que los idolatra o aplaude, no como sus similares, sino como “monos de circo”.

Peele es comediante, uno muy celebrado en su país, por lo que extraña el giro al presentar en “¡Huye!” una historia de suspenso y no una guerra de chistes. Pero la gran virtud de la cinta es precisamente ese, que logra hacernos reír al principio por el modo tan corto de miras de una sociedad que alaba a una raza y que busca incansablemente ser como ella, y después, porque nos ponemos del lado de la víctima y celebramos sus “triunfos” aunque fuera de contexto pudieran tacharnos de los tipos más segregacionistas del planeta.

Y en ella vemos referencias a grandes historias del género, como “¿Adivina quién viene a cenar?” o “El bebé de Rosemary”. Ambas, clásicos que el mismo Peele ha confesado le sirvieron como influencia para contar la historia de Chris. Y si le rascamos más, tenemos todo ese entretenimiento de las cintas de horror B de los 80, pero sin esta osadía del director de hacerse de un nuevo blanco: la clase media “chida” estadounidense.

No. No saldrás de la sala pensando en que un monstruo va a comerte cuando llegues a casa o que un enorme bicho te aplastará mientras conduces tu auto antes de que puedas verle el rostro. El miedo se encuentra en el espejo, en la sociedad en la que nos hemos convertido, dividiendo a “buenos” y “malos” por gustos, religiones, ideas partidistas y demás diferencias. “¡Huye!” es muy clara al respecto: no necesitamos otro Adolfo Hitler que lidere a una banda de fanáticos. A la vuelta de la casa, en nuestros lugares de trabajo, los parientes de nuestras personas amadas pudieran ser de esas personas “muy light” que dicen no vernos diferente, pero que nos tratan como excentricidades. No por ser únicos e irrepetibles, como todo ser humano, sino porque no somos como ellos.

 

Get out (2017)

 

Dirección y guión: Jordan Peele.
Reparto: Daniel Kaluuya, Allison Williams, Catherine Keener, Bradley Whitford.
Fotografía: Toby Oliver.
Edición: Gregory Plotkin.

 

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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