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Historias del Uber: las de la necesidad

 

David es abogado egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es separado y tiene un hijo que vive con él. Al terminar los estudios le fue difícil encontrar trabajo y a sus 41 años de edad le ha sido casi imposible, por lo que pasó a formar parte de los millones de desempleados que nutren las estadísticas del país.

Durante un viaje hacia el aeropuerto de la Ciudad de México, David cuenta cómo encontró en la empresa Uber una oportunidad.

Uber es un servicio de transporte que utiliza una aplicación móvil para conectar a los pasajeros con los conductores de vehículos registrados en su servicio y llevarlos a donde el cliente pida.

 

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“Fue en junio de este año cuando entré a Uber por invitación de un amigo que sabía mi situación. Presenté los exámenes correspondientes y me integré al equipo”, comentó David mientras conducía un auto Aveo 2015 sobre la avenida Insurgentes.

En los seis meses que lleva trabajando de chofer, David ha vivido una infinidad de anécdotas curiosas que comparte para hacer más llevadero el viaje al aeropuerto.

“Una vez me llamaron para llevar a un pequeño como de cinco años a clase de básquet. Llegué al destino y el chavito estaba durmiendo. Tuve que esperar tres horas hasta que se despertó. Por mí mejor, ya que de todas formas me pagaron, no gasté gasolina y descansé un rato”.

También recordó cuando recogió a una mujer de un antro por Insurgentes Sur. “Fue un sábado y me llegó un servicio. Era una mujer como de 35 años y me dice -Qué onda vamos a darnos una encerrona, me llamaste la atención, chavo- La verdad me dio miedo y le dije que no”, dijo al pasar por metro Oceanía.

En un día bueno David gana alrededor de mil pesos y en uno regular lo menos que gana son 600 pesos. “La verdad es muy buena esta chamba porque no es un trabajo pesado y se gana bien. A mí me corresponde un 70% de la tarifa y aquí en la Ciudad el servicio es más popular” recalcó mientras bajaba las maletas del Aveo.

Su objetivo es tener su propia flota de Ubers para darle una mejor calidad de vida a su hijo. “Nomás que junte una lana compro un auto más equipado para cambiar de nivel en Uber, y en un futuro tener mi flotilla de autos para dar este servicio”.

Ya en la puerta 4 de la terminal 1, David se despide deseando un buen viaje a su pasajero para luego estacionar su auto en un punto cercano y esperar otro servicio. “Te deseo mucho éxito, te irá muy bien”, dijo su cliente para despedirse con un apretón de manos.

Rodrigo Aranda

Amante de la música, observador del entorno citadino, yuca de nacimiento, periodista de profesión, fan del béisbol y otros deportes que suelen poner a cualquiera con los pelos de punta.

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