Y resulta que cuando el vendedor trata de hacer su labor y concretar un trueque que le lleve algo de dinero a los bolsillos le da por hablarle bonito al cliente. Entonces, no importa si somos pelirrojos, prietos, albinos… al final todos somos “güeros”. Y no, la generalización no cabe, porque no somos iguales.
Güeros, la ópera prima de Alonso Ruizpalacios, es un viaje por diferentes zonas de la Ciudad de México con el fin de mostrar que esta urbe no tiene un solo calificativo para definirla, porque es variada, cambiante.
Esta comedia narra la historia de un joven que llega al departamento de su hermano luego de que su madre no puede con tantas travesuras del chamaco. Recorrerán la Ciudad de México en busca de un músico que definió la vida de su padre y, de modo indirecto, la de ellos mismos.
Si bien la búsqueda es el eslabón más débil en Güeros, lo que se construye en formato de road movie es fresco, gratificante, divertido. Hay muchos momentos agradables en el recorrido de estos tres muchachos que se topan con personajes arquetipo dependiendo de la zona de la ciudad monstruo por donde transitan.
Pese a ello, el área en donde se encuentran no define a la ciudad, así como tampoco logra definirlos a ellos, aparentemente simples espectadores de los que viven y sobreviven a diario esta urbe, que bien podría ser cualquier otra.
Pero no son turistas, mucho menos paseantes curiosos: se involucran, reflexionan, opinan, desde el bagaje cultural y social de cada uno, para aproximarnos un poco a lo que significa cohabitar con tantos modos de pensar, vivir y hasta amar.
Güeros, pese a su éxito recientes en festivales en todo el mundo, no es “festivalera”, no trata de ser compleja, es simple (lo que no indica que no sea inteligente) y precisamente por eso es tan ligera y amable con el espectador.
Lo que Ruizpalacios demuestra con sus juegos de cámara es un amor desbocado por el cine, por su montaje divertido, porque quiere que seamos el cuarto mosquetero en los paseos de este trío que luego se convierte en cuarteto.
Muchas ideas sueltas quedan en la construcción de Güeros, pero es precisa porque no intenta ser perfecta, es el espíritu de estos protagonistas que improvisan ante las situaciones que se les van presentando, desde huir de quienes intentan abusar de ellos o no afrontar sus responsabilidades o simplemente reaccionar como tonto frente a la chica que te atrae.
Los diálogos reflexivos están meticulosamente colocados para no sentir que hay una ideología que pretende atraer las mentes de la audiencia, lo hace con gracia, nos reímos de nuestra sociedad defeña con sus aciertos y fallas, porque una palabra no puede definir algo tan complejo.
Hay una llamada de atención para quienes pretenden que todos seamos “güeros”: la uniformidad no cabe en la hermosamente caótica Ciudad de México. Ningún mote (que no gentilicio) aplica para delimitar al grupo de personas que vive en cualquier ciudad del mundo.
Güeros (2014)
Director: Alonso Ruizpalacios.
Protagonistas: Tenoch Huerta, Sebastián Aguirre, Leonardo Ortizgri, Ilse Salas.
Guión: Gibrán Portela, Alonso Ruizpalacios.
Fotografía: Damián García.
Edición: Yibrán Assaud, Ana García.
por Juárez Góngora
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