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Bud Spencer: Adiós, mi Sheriff fuera de serie

 

Flashback.

1986. Me veo con un hipilito blanco, sin sandalias, cabello despeinado y sentada en el piso frente al televisor. Tengo en mis manos el control remoto de la videocasetera mientras se reproduce “Le llaman Trinity” en formato BETA.

Estaba completa enamorada, con crush infantil, de Terence Hill. Me parecía el bribón más encantador de todo el mundo y ya sea que las transmitieran por televisión, las rentara en VideoCentro o las comprara mi padre, las veía una y otra vez.

Pero mi favorito era ese hombre grandote y tierno llamado Bud Spencer. ¡Era el amigo que todos los niños queríamos! Rudo y firme, sensible, chistoso, de buen corazón y sobretodo, leal. Sabías que con él no debías meterte y que con un silbido acudiría a tu llamado para defenderte y como prueba de ello “Un Sheriff fuera de serie”.

Filmada en 1979, relata el encuentro entre el Sheriff Hall y un pequeño extraterrestre, quien se hacía llamar H7-25. Ambos entablan un lazo de amistad irrompible que logra hablar el corazón del rudo policía. La escena en que se llevan al niño en helicópteros y el Sheriff utiliza un aparato espacial para regresar las aeronaves, divirtiéndose de paso con “los malos” es divertidísima. Y quizá ahora me contenga, sin embargo, es imposible no lagrimar cuando H7-25 se lanzaba a sus brazos (no voy a llorar, no voy a llorar).

Humor blanco es lo que hacía Bud Spencer, nacido en Italia y que también fue piloto de avión y helicóptero, cineasta y nadador profesional. Carlo Perdesolli, su verdadero nombre según las actas italianas, filmó y produjo con Terence Hill más de 20 películas con títulos como “La colina de las botas”, “Pares y Nones” y “Dos superpolicías en Miami”, entre otras con producción italiana.

Muy a título personal, creo que las ambientadas en el Lejano Oeste tienen un toque especial porque sus legendarias batallas junto a Hill tenían un toque de absurdo que no sentí que se reflejara en las otras ambientadas en la época contemporánea. En solitario filmó otra cinta por la que muchos más lo recuerdan, “Banana Joe”, en la que interpretó a un bonachón vendedor de plátanos que se tiene que enfrentar a “los malos” para que no le arrebaten su vida idílica.

Creo que no ha surgido un actor con ese bis de comedia como Bud Spencer. Que despierte el cariño de los cinéfilos por su actuación natural, gestos y manejo del humor blanco sin necesidad de diálogos complicados, existencialistas o picarescos.

Se va Bud Spencer y con él varios episodios significativos de mi infancia. Me hizo reír, llorar y divertirme.

Mil gracias.

María del Mar Boeta

Quiere un muñeco tamaño real de Chucky el Muñeco Diabólico. Piensa pagarlo con sueldos de reportera, historiadora y Copy Writer. Escribe bien bonito para el proyecto rock-musical-psicodélico Malosa Mami.

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