2021 en la música: esos discos estadounidenses que debiste escuchar

2021 en la música: esos discos estadounidenses que debiste escuchar

Japanese Breakfast – Jubilee

Si existe el indie pop, este disco de la agrupación liderada por Michelle Zauner lo define a la perfección. Porque tiene esta esencia de lo inexplorado y poco aceptado por el círculo mainstream, y al mismo tiempo estos modos de los éxitos comerciales de toda la vida.

Lo que antes era tristeza ahora es jolgorio, quizás por eso es un trabajo lleno de luz y que no sólo nos pone de buenas por su lírica, sino incluso por esos sintetizadores tan juguetones y amigables.

Atrás quedaron esos relatos dolorosos en los que supimos del cáncer que al final de cuentas se llevó a su madre. Una vez expulsada cierto lamento de sus sistema, Zauner ofrece un canto a la vida, con pocas sorpresas, pero con una coloratura vibrante, que además tiene un par de temas que se seguro se contarán entre lo mejor que dejó este 2021.

Cassandra Jenkins – An overview on phenomenal nature

Así suena cuando el jazz y el folk se mezclan. Lo que propone la de Brooklyn es un encuentro de ritmos suaves que poco a poco se van adentrando al sistema hasta llevarte a ese punto propuesto por el título del álbum: a contemplar el fenómeno natural de la música.

El álbum no es más que los ambientes que le rodearon durante varios años en los que se dedicó a recorrer el mundo, sobre todo los espacios comunes, como parques y museos. Se trata de un concentrado de esas atmósferas citadinas que se fusionan con la naturaleza.

Y mientras transita por esos lugares reflexiona sobre lo que le causa emoción y dolor. Prácticamente todos hemos estado en esta situación, en la que caminamos o pasamos por lugares de amplia concurrencia que sirve de escenario para que protagonicemos un momento de introspección: una plaza llena de gente que disfruta su domingo es el marco para que la autora piense sobre su pasado. Calma por fuera y por dentro.

Tyler, The Creator – Call me if you get lost

Hay varios sonidos funk retro que sirven para dar sentido a un álbum que no es conceptual pero sí pretende un esquema temático que habla de perderse y reencontrarse.

Sin embargo, muchas de las piezas funcionan mejor solas que como un eslabón. Incluso exige la concentración del escucha para saber en qué momento termina una y comienza otra. Aunque esto es con toda la intención de demostrar que no existe una línea divisoria real entre un minuto de incertidumbre y uno de relativa calma.

Se trata de un trabajo con letras muy íntimas y una celebración al pasado que fue pavimentando el camino para llegar a ese éxito demoledor que significó “IGOR”.

Lucy Dacus – Home Video

La premisa es súper atractiva: una mujer revisa aquellos viejos diarios adolescentes para darse cuenta que esa realidad de antaño no era tan fiel como pensaba en su momento. Como ver una grabación en video de esa fecha especial y que al final no lo fue tanto. O como ver una película.

Porque así se sienten estas canciones harto descriptivas y que interpreta con tremenda nostalgia. Sólo que no rompe los esquemas del folk pop como solía hacerlo, aunque no podemos pensar que queda a deber si existe un intento por purgar añejos dolores aquí.

Se atreve a volver al pasado sin temor a derrumbarse por completo y convertirnos en espectadores de dicha caída.

Low – Hey What

Hoy que el término disrupción es una constante, el grupo de Minnesota realiza un compilado auditivo inspirado, quizás en estos tiempos, que mezcla sin delicadezas los sonidos rasposos de lo que se va destruyendo con voces tenues y delicadas.

La tapa del álbum es incluso un aviso de lo que vamos a escuchar, con esa imagen que causa confusión. Del mismo modo, entre una atmósfera difusa avanzan los minutos en los que van dando muestras de su habilidad para el krautock y las melodías industriales.

Es interesante la manera en la que logran presentarnos un exceso de ruido y disonancias que superan a las melodías delicadas, un tanto como nosotros, envueltos entre tanta incertidumbre pero con una canción detrás, armónica y suave, que nos pide volver a la quietud.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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