Ponle Play 2025: discos nuevos de John Glacier, Jennie y Aya

Ponle Play

John Glacier – Like a Ribbon

A ratos con murmullos, de repente con la fiereza de quien se autonombra una “perra” y le pide a los escuchas creer firmemente que quiere dominar la escena, la rapera derrocha energía en su álbum debut.

El cruce de hip hip y post punk se escucha tan natural con su mezcla de pianos dubitativos y una electrónica que acompaña lo difuso de su canto, en un trabajo que está a la altura de todo ese hype que generó con unas cuantas piezas en redes sociales.

Es un canto a su ciudad y el modo tan orgánico con el que se relaciona con ella mientras confirma que no busca halagos, sino dejar salir todo lo que le enoja en medio de tanta artificialidad.

Jennie – Ruby

Lo que están intentando las Blackpink parece hasta ahora un compendio de experimentos para ver cuál pega dentro del público occidental. Y no está mal que las usen para medir la capacidad de éxito de cada una en individual, pero se antoja más como un estudio de mercado en el que, por lo pronto, Jennie ha salido mejor librada.

Porque tiene una producción más pulida y una composición más en tono con el pop que encanta en esta parte del mundo, a diferencia del collage que soltaron previamente Rosie y Lisa.

Y aunque tiene de esas piezas que abundan en los dos álbumes de sus compañeras en las que tienen que cantarle al mundo cuan malas y rebeldes son, la diferencia es que a Jennie le han arropado con estilo elegante, con muy pocas variaciones de ritmos y estilos, y con melodías que le permiten exponer todo su carisma, el arma más poderosa de las Blackpink.

Aya – Hexed!

Estarán de acuerdo en que todo aquel que se enfrente a este disco por vez primera exclamará ¡que clase de hechicería es esta! Porque su tratamiento es tan enigmático que no resta más que darle una vez más para encontrarle sentido y finalmente caer rendido ante tantas distorsiones que nos ponen en un estado sumamente alterado.

Es una electrónica en la que se escucha muy bien ese proceso de desintoxicación al que se sometió tras su debut y que no podrían ser más gráficos sobre la crisis de un ser que busca purgarlo todo.

Es extremadamente retorcido, lo suficiente como para acercarlo más al rock duro que a la electrónica lisérgica, porque es duro, potente, incluso hasta asqueroso, pues es muy cercano a un exorcismo o cualquier ritual en donde no hay espacio para tibiezas, es destructivo y renovador al mismo tiempo.