Madrinas: reír para no morir

Madrinas: reír para no morir

Madrinas: reír para no morir

Hay risas que no nacen de la felicidad, sino del miedo a perderla.

En Madrinas, esas risas son un salvavidas: un acto de resistencia frente a la oscuridad, un ritual de ternura entre heridas compartidas. Se trata de mujeres que, entre confesiones, recuerdos y absurdos cotidianos, descubren que el humor puede ser un estandarte de supervivencia. Aquí, la comedia es refugio y arma.

Una comedia que incomoda

El riesgo de Madrinas no está solo en su tono —esa mezcla entre lo grotesco y lo cotidiano—, sino en atreverse a hablar de narcotráfico sin clichés. Bajo la dirección de Alfonso Cárcamo, la obra se presenta en el Teatro El Milagro, invitando al público a convertir el duelo, la violencia y la culpa en momentos de catarsis compartida.

Madrinas no busca una narrativa de “empoderamiento” en el sentido tradicional. Su retrato de la amistad femenina no se construye desde un discurso feminista, sino desde la complicidad sincera, el cariño y las contradicciones. Cristina y Pandora no son heroínas ejemplares: son mujeres reales, con miedo y con coraje, intentando sostenerse la una a la otra mientras todo se desmorona.

Tragedia y humor en Chalco

La historia sigue a Cristina y Pandora, dos amas de casa de Chalco, Estado de México, que ven su mundo tambalear cuando sus esposos son ejecutados por un cártel rival. De un día para otro, la cocina, la iglesia y el mercado dejan de ser su territorio: ahora deben aprender a moverse en un entorno donde la ley del miedo dicta las reglas.

Entre la desesperación y la astucia, descubren que el sistema que las mantenía “a salvo” estaba sostenido por la misma violencia que las amenaza. Y así, en un acto tan temerario como inevitable, deciden tomar el control del legado sangriento de la familia, cruzando la delgada línea entre víctimas y sobrevivientes. Lo hacen con la fuerza de quien ya no tiene nada que perder… y mucho que demostrar.

En esta obra, la desgracia llega sin avisar. Cristina y Pandora, dos amas de casa devotas, madres y abuelas, pasan de llevar pequeños negocios a hacerse cargo del oficio que la vida les impuso a balazos, aunque eso implique codearse con criminales, aprender la jerga de los sicarios y descubrir que la línea entre el bien y el mal es más delgada que una servilleta de fonda.

Cuando el cártel enemigo cobra su cuota de sangre, ellas descubren que quedarse quietas también puede matar. Es entonces cuando emerge un espejo inquietante: el de dos mujeres convertidas, sin quererlo, en las versiones femeninas de los capos más temidos.

Entre carcajadas, sustos y silencios pesados, Madrinas nos recuerda que a veces la vida no deja otra opción que reírse del horror para seguir de pie.

Ellas sobre el escenario

El elenco, integrado por Alicia Martínez, Guadalupe Damián y Adriana Morales, encarna a mujeres complejas. Son madres, cómplices, víctimas y arquitectas de su propio destino; personajes que se levantan con humor del mismo suelo donde alguna vez fueron derribadas, que transitan entre la vulnerabilidad y la fuerza.

Las intérpretes no sólo actúan: confiesan, acompañan y, por momentos, parecen sostenerse unas a otras como si el escenario fuera el último refugio. Lo absurdo y lo doloroso conviven en un mismo gesto, como si reír fuera la única manera de seguir vivas.

La puesta en escena se siente cercana, casi ritual, como si el público fuera parte de una complicidad tácita entre mujeres que se cuidan unas a otras —aunque el final no siempre sea feliz.

Sin moralejas, con verdad

Madrinas no moraliza ni intenta ofrecer redención. Prefiere mostrar la contradicción humana con honestidad y humor. Al final, la risa —esa que nace entre el miedo y la ternura— se convierte en un acto político, una manera de enfrentar la vida sin discurso.

En tiempos en que la violencia se normaliza y el arte tiende a esquivar los temas incómodos, Madrinas nos recuerda que todavía se puede mirar la oscuridad y reír. Porque hay veces que, para no morir —de miedo, de rabia, de tristeza o de precariedad—, no queda más remedio que reír.

Madrinas deja una sensación potente: la risa no como evasión, sino como resistencia. Un recordatorio de que, incluso en medio del caos, el humor puede ser un gesto profundamente político y humano. Porque sí: a veces reír es la única forma de no morir.

FUNCIONES

Lugar: Teatro El Milagro
Horarios: Miércoles a viernes, 20:00 h | Sábado, 19:00 h | Domingo, 18:00 h
Suspende: 1 y 2 de noviembre
Duración: 80 min aprox.
Clasificación: Mayores de 18 años
Boletos: $300 general | Descuentos: $150 para vecinos de la alcaldía Cuauhtémoc, $100 para estudiantes de teatro
Venta: Taquilla y elmilagro.boletopolis.com

Texto y fotos por Alma Olivares

admin

Soy el mero mero que le pone sabor a tus chilaquiles, el tamal de tu torta, la pasta de tu cepillo de dientes, la machaca de tu huevo, soy el gaio y cuando canto sale pura neta. Lo que quiero decir es que soy la voz oficial de este lugar y espero lean mis palabras. Informo de todo un poco. Queremos verte diario por aquí.

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