Esos discos del 2025 que debes escuchar: internacionales

Esos discos del 2025 que debes escuchar: internacionales

Esos discos del 2025 que debes escuchar: internacionales

Smerz – Big City Life

El dúo noruego se puso melancólico con un disco que combina trip hop con EDM y otros tantos ritmos para una noche de fiesta más sexy que alocada.

Dejan muy en claro cuál es su idea de una gran ciudad, en la que muchas varias fusiones tienen cabida y que pueden pasar de lo demasiado lento a la fiesta rápida en cuestión de segundos, guiando el camino hacia un compendio de luces propicias para el desestrés.

Y conforme el encanto se va desvaneciendo, hacia el final del álbum, queda la soledad y el golpe de realidad que llega cuando nos reconocemos vulnerables y enfrentados con la vida diaria. Ah, pero lo bailado…

Oklou – Choke Enough

La cantante francesa despliega una fiesta trance desde diversos ángulos con el afán de revelarnos poco a poco los recuerdo de su infancia y cómo esas memorias le han llevado a desplegar una visión brumosa del pop.

Se trata de un trabajo oscuro que juega todo el tiempo con la distorsión y que intenta “ahorcarnos” los suficiente como para alcanzar ese punto de visión borrosa, como cuando nos falta el aire, casi al borde del desmayo.

Desde luego que es pop, pero con salidas dancehall, post punk y de trova que nos aproximan al collage sonoro antes que pensar en una poderosa máquina para hacer hits.

Backxwash – Only Dust Remains

Una mujer trans negra descendiente de inmigrantes zambianos que nos abre las puertas a sus pensamientos más tormentosos sobre la muerte y el suicido suena poco esperanzador, pero, hay tremenda armonía y atractivo en esta mente en eterno conflicto que no se deja vencer.

Porque el disco es un manifiesto sobre no sentirse derrotado, un cara a cara contra la muerte y el respectivo conflicto de emociones previo a ese momento de liberación tras quemarlo todo para renacer de entre las cenizas.

Ashanti Mutinta enfrenta una dura batalla contra la muerte y vence, porque su disco, aunque cargado de pesadumbre, miedo y fracaso, es un recorrido por ese catálogo de demonios que nos llevan a pesar en el fin, pero también en cómo hacerle frente a los fantasmas para conjurarlos y deshacerse de ellos.

Rosalía – Lux

A la española se le da muy bien la ambición y las ganas de llevar todo al límite y ahora se da gusto convirtiendo sus ansias de reunir divinidad y música para crear una exageración de arreglos instrumentales Y darle al pop una cara luminosa que se aproxima al barroco.

Y decimos se aproxima porque en realidad es más cercano a lo gótico, ya que hablamos de referencias religiosas, porque explora los recovecos menos luminosos del pop en lo que se crea una suerte de opereta de santas que pretenden que la música les salve ante dudas y problemas.

Sus influencias son notorias, no las esconde y es gran parte del atractivo de la española, que quizás exagera con la cantidad de idiomas en los que construye esa metáfora sobre la torre de Babel, pero que definitivamente encanta porque es de extrema importancia que una figura del mainstream de su tamaño demuestre que se puede explotar todo y reinventarse a cada entrega, al menos en lo temático.

Los Thuthanaka – Los Thuthanaka

Los hermanos Chuquimia rescatan los sonidos de su Bolivia de ayer para actualizar con sintetizadores y gags radiales todo aquello que el ruido no ha podido destruir. Por eso, entre tanta interferencia y bombardeo de fragmentos lo-fi, los alientos, rasgueos y percusiones propios de una cultura guapachosa tropical persisten.

Es la cara de un sonidero frenético y atemporal, que se asemeja más a un baile de otra dimensión y que no busca hacer antropología musical, sino disfrutar de sonidos renovados, pero sobre todo potenciados con las herramientas actuales.

Pero lo más significativo es que no moderniza los sonidos de la Sudamérica de hace años, sino que le da un nuevo rostro a la electrónica. Es al revés: no es la tecnología haciendo un homenaje al pasado, sino un par de inquieto creadores demostrando que el misticismo y la cumbia pueden darle otro sentido a las herramientas de hoy.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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