Los discos británicos del 2025 que debes escuchar.
Pulp – More
Efectivamente, son más, no sólo ahora con su regreso, sino como la clara muestra de que en términos de calidad y lírica siempre estuvieron un paso adelante que el resto del fenómeno brit pop. Y no es porque el resto de los exponentes no fuesen notables, sino porque los liderados por Jarvis Cocker siempre fueron ejemplo de sabiduría popular y muy exquisitos para cantarla.
Porque no sólo es su habilidad para contarnos de los millones de tragicomedias que se viven en los suburbios y las historias telenovelescas que podemos escuchar detrás de las paredes, se trata del modo tan picante con el que relata cuentos de bajas pasiones y crisis de todas las edades.
Es increíble que a 20 años de su último disco de estudio, la banda suene tan vigente y con la misma dinámica de juglar sexoso que ha ganado en experiencias y en sonoridad.
Sam Fender – People Watching
La facilidad que tiene para narrar de forma hermosa la cotidianidad le ha valido para ser algo más que la estrella del rock pop del momento. Es una muestra clarísima de que el éxito de ventas no siempre está peleado con la calidad, aunque así lo parezca en esta industria.
Se trata de un recorrido muy sentimental por momentos amargos mientras la vida transcurre como si nada doliera, y mientras los minutos pasan y se nos narra la existencia británica moderna un grito desgarrador de repente aparece de la nada.
El sonido de Fender elevado a la “n” potencia ofrece un compendio de melodías pegajosas, agradables y con un vaivén de líneas poéticas que también evidencian un poco de culpa, entre otras tantas perspectivas.
Cmat – Euro-Country
Hiperpop con country celta y muchas ganas de reírse de la tragedia es lo que propone la irlandesa en un trabajo vibrante, colorido y que presenta el modo en el que la dublinesa encara con humor hasta la rabia más potente.
Pero más que regodearse en la tragedia, la irlandesa propone ver el lado bueno de todo, incluso en los panoramas más oscuros y presenta un country tan luminoso que nos quedamos con ganas de estar en una gran fiesta vaquera.
Es un compendio de canciones encantadoras, aunque claro que trae varios momentos amargos, pero su instrumentalización es tan brillante que no pierde la buena vibra en ningún momento.
Barry Can’t Swim – Loner
Quizás Barry no sepa nadar, pero vaya que sabe fusionar el jazz con el house para hacer un compendio de temas que nos invitan a disfrutar de una tremenda fusión de estilos.
Igual no es tan brillante en sonoridad como en su debut, pero el dejo de introspección que imprime en los temas que conforman este LP cimientan el camino de un DJ en ascenso que no teme experimentar con ritmos variados, al punto de sonora a ratos como una banda de rock.
Sus ánimos de exponer lo caótico a partir de la reflexión de uno mismo son ahora más diversos, más grandes, y esa ambición resulta en un trabajo que no tiene un hilo conductor notorio, más que dejar salir la fiesta que todos tenemos dentro.
Little Simz – Lotus
Tras la cuasi destrucción de sus ánimos por temas personales y profesionales nos encontramos con una creadora que está tratando de de florecer en aguas turbias, característica de la flor de loto.
Por eso algunos temas suenan turbios y tristes, por eso más que una pieza de reinvención nos enfrentamos con una suerte de diario que empuja con fuerza para motivar a una auto reflexión y una futura reinvención.
Ya no suena con esa carga cinematográfica de los discos anteriores, se siente como que alguien abrió la puerta de su mente y corazón dejando fluir pensamientos desordenados e inconexos. Es un ejercicio de purga y no pretende que sea agradable.
