Entrar al Laberinto de Tim Burton es cruzar un umbral hacia un mundo donde lo extraño, lo fantástico y lo melancólico conviven bajo una estética tan personal como reconocible.
Instalado en el Lienzo Charro Constituyentes, en la alcaldía Miguel Hidalgo, este montaje inmersivo es mucho más que una muestra visual y artística: es una invitación a conectar con la imaginación y el subconsciente.
Para quienes alguna vez soñaron con recorrer la mente de Tim Burton y vivir dentro de una de sus películas, esta es una oportunidad única: el laberinto permite adentrarse en la mente retorcida y maravillosa de uno de los cineastas más emblemáticos de nuestra era.
No se trata solo de una exhibición para fanáticos. Aquí se celebra lo raro, lo imperfecto y lo sensible. Es un homenaje a la imaginación desbordada y a quienes nunca se sintieron del todo cómodos en el mundo “normal”, a los que no encajan. No solo apela a la nostalgia y al cine: es una propuesta artística que invita a explorar los pliegues de la sensibilidad, a honrar lo diferente, a mirar con ternura nuestras propias rarezas y a ver la imaginación no como escape, sino como destino.
Una de las características más interesantes del montaje es que no hay un solo camino. Cada visitante elige qué puerta abrir en distintos puntos del recorrido y, una vez dentro del laberinto, ya no hay forma de retroceder. Esa estructura ramificada genera más de 300 combinaciones posibles, por lo que cada experiencia puede ser completamente distinta. Así, el recorrido se transforma en una vivencia íntima y única para cada quien.
Desde el primer momento, la experiencia se siente como un suave rendirse ante ese rincón que guarda miedos antiguos, preguntas no dichas y sueños que no mueren. Basta mirar hacia arriba al cruzar la entrada para confirmar que no es una exposición cualquiera: el propio Tim Burton firmó de puño y letra el arco principal que da la bienvenida, como si con esa rúbrica sellara un pacto entre su universo y nuestra imaginación.
Entre los detalles que más asombran están las esculturas a tamaño real, hiperrealistas, que parecen cobrar vida ante la mirada. El vestido de la Reina Roja, por ejemplo, deslumbra con sus detalles pintados a mano, una muestra palpable del delicado y minucioso arte que define el universo único de Burton. Dicho nivel de detalle hace que las piezas no solo sean objetos de contemplación, sino escenarios ideales para quienes desean tomarse fotos y selfies, luciendo su mejor look “Burtonesco”, inspirado en este universo tan particular.
Más allá de la escenografía cuidadosamente diseñada, la experiencia busca conectar con la parte emocional del espectador. Cada sala, objeto o proyección dialoga con la memoria de quienes crecieron —o se transformaron— con sus historias. Hay piezas originales del director: bocetos, esculturas, objetos personales y fragmentos de su imaginario íntimo y procesos creativos. También hay instalaciones que apelan a la tecnología para multiplicar la sensación de estar, literalmente, dentro de su mente.
Para preservar la integridad del arte original, está prohibido tomar fotografías de esas obras inéditas, aunque se permite capturar imágenes de las esculturas y escenarios interactivos. Esto mantiene un equilibrio entre el respeto por la obra y la posibilidad de documentar la experiencia personal, haciendo de este espacio un sitio ideal para los amantes de las redes sociales y la estética visual.
El ambiente sonoro —una mezcla de efectos, silencios y fragmentos musicales que remiten al trabajo del compositor Danny Elfman— complementa la experiencia, envolviendo al público en una atmósfera cambiante: de la dulzura al desasosiego, del juego al asombro. Luces, sombras y nostalgia guían las emociones a cada paso.
El recorrido dura aproximadamente una hora y consta de quince salas temáticas que evocan los mundos más icónicos del director estadounidense. Desde bosques retorcidos hasta escenarios industriales con tintes góticos, las referencias a películas como El joven manos de tijera, Beetlejuice, El extraño mundo de Jack, Charlie y la fábrica de chocolate, Alicia en el País de las Maravillas, Frankenweenie, El cadáver de la novia y Marcianos al ataque no aparecen como réplicas literales, sino como atmósferas que recrean su esencia. Aunque la duración estimada es de una hora, el tiempo dentro del laberinto lo decides tú: puedes avanzar a tu ritmo, quedarte en tu sala favorita o perderte con calma entre criaturas y recuerdos.
Durante el recorrido, es imprescindible seguir las reglas, pues los Oompa Loompas, encargados de cuidar el orden, mantienen la magia con su presencia juguetona pero firme, y no dudan en “regañar” a quienes intentan pasar alimentos, tomar fotografías prohibidas o no respetar las indicaciones. Esta interacción añade un toque lúdico y mantiene el ambiente mágico que envuelve la experiencia.
Esta es la primera vez que esta experiencia sale de Europa, y México es el país afortunado que la recibe, con el propio Tim Burton presente en la inauguración. Ver de cerca su arte original, esos trazos nacidos de su mano, es un privilegio difícil de repetir.
Además, al finalizar el recorrido, no olvides pasar por la tienda oficial: allí podrás encontrar desde funkos coleccionables de personajes icónicos, playeras ilustradas, gorras que celebran tu paso por la experiencia, termos estilo Burton, bolsas, libretas, imanes para el refrigerador, hasta láminas con réplicas de los bocetos originales del director. Cada objeto parece salido de sus películas y funciona como una extensión del universo que acabas de recorrer. Es el cierre perfecto para llevarte un pedacito de magia a casa —algo que mirar cuando necesites recordar que lo extraño también puede ser hogar.
Por el momento, el evento está programado para permanecer en la Ciudad de México hasta octubre de 2025, aunque algunos usuarios aseguran haber conseguido entradas para diciembre a través de la plataforma Fever. No hay una fecha oficial de cierre confirmada, lo que añade un aire de misterio y urgencia a la visita.
El Laberinto de Tim Burton es una oportunidad para acercarse a un mundo donde lo fantástico y lo oscuro convergen, y donde la creatividad no tiene límites. Una cita obligada para fanáticos del cine, el arte y la cultura en la capital mexicana.
En conclusión, El Laberinto de Tim Burton no es solo una exposición: es una invitación a perderse y reencontrarse en la rareza, a reconciliarse con lo extraño, a mirar con ojos de niño los rincones más oscuros de la imaginación, a abrazar nuestras sombras y lo que alguna vez nos hizo sentir diferentes. Aquí, perderse es encontrarse en un mapa de sueños y nostalgias que solo Tim Burton pudo dibujar.

Datos prácticos
Ubicación: Lienzo Charro Constituyentes, Av. Constituyentes 500, alcaldía Miguel Hidalgo, CDMX
Horarios: Lunes a domingo, de 10:00 a 20:00 h (Último acceso sugerido: una hora antes del cierre)
Boletos: Disponibles en la plataforma Fever
Entrada general: desde $440 MXN
Entrada premium: desde $680 MXN (incluye acceso preferencial y obsequio temático)
Precios variables según día y horario
Reglas importantes:
Es indispensable llegar puntual
No se permite ingresar con alimentos ni bebidas
Las carriolas dobles no están autorizadas
No se permite tomar fotos al arte original, pero sí a esculturas e instalaciones
Al finalizar el recorrido, se puede acceder a la tienda oficial de regalos
Recuerda: una vez que elijas una puerta, no podrás volver atrás
Texto y fotos: Alma Olivares
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