Un pobre huerfanito llamado Leatherface

 

Tobe Hooper se fue. Para siempre.

El director Tobe Hooper, la mente siniestra detrás de la película que más  he amado en mi vida- “La Masacre de Texas”- falleció el domingo 26 de agosto a los 74 años y no destazado por una sierra o colgado de un gancho como vil trozo de solomillo.

Los forenses reportaron que las causas de su fallecimiento son: desconocidas. Periodísticamente es dato es importante, para algunos seguidores es irrelevante.

Lo relevante es que Tobe Hooper ya no filmará, escribirá y dejó un legado de sabrosos decapitados, destazados y “amarrados como puercos” suculentos.

Quizá sólo fue mi percepción de fan, pero siento que su muerte no tuvo gran repercusión en los medios. Y, repito que desde la perspectiva de fanática y no experta en técnicas de cine, su carrera tomó un giro negativo cuando aceptó dirigir “Poltergeist” bajo la producción de Steven Spielberg.

Hooper y Spielberg tienen estilos cinematográficos muy diferentes.  Fantasía y terror van de la mano pero si la fusión no es correcta, el resultado agradará a muchos y enfadará a otros más. Mal combinados el resultado es un guiso de pizza con potaje rojo. Insufrible.

Por supuesto, “Poltergeist” es una película que se ganó un merecido lugar en la cultura pop pero no es una obra de Tobe Hooper. Ese sello insano y psicópata que caracterizan al papá de Leatherface desapareció entre los hoyuelos de la rubia Carol Anne, la televisión “chupa niñas” y el payaso tenebroso bajo la cama de Robbie.

“La Masacre de Texas”, estrenada en 1974 y protagonizada por ese producto social “Leatherface”, es mi referencia por excelencia sobre filmes que te exhiben los grados más primitivos del ser humano. La familia más loca que una cabra, sin filtros para entender lo que está bien o mal y simplemente obedeciendo los instintos primarios.  Simplemente fantástico.

Oh… y aún lo recuerdo… la primera vez que la vi fue un domingo en la mañana y el resto del día no quise probar bocado y me provocó ansiedad. La escena en la que ya fallecida Marilyn Burns, en su papel de Sally, se recupera de un desmayo pensando que la familia caníbal era sólo una pesadilla para darse cuenta que está sentada en la mesa como plato principal, considero que es uno de los mayores shocks psicológicos en el cine.

Por supuesto, tenemos Eaten Alive (nunca le sonrías a un cocodrilo, nunca seas amigo de un cocodrilo); El Misterio de Salem’s Lot (aguas con los niños vampiros en la ventana); “Night Terrors” (con Robert Englund demostrando que es más que Freddy Krueger); “Lifeforce” (súper sensual); “La Masacre de Tool Box” (con la siempre crazy y genial Angela Bettis) y sus dos participaciones en “Masters of horrors”, entre otras.

 

Todas y cada una de estas películas tienen el sello Hooper: Mentes intricadas que abren una pequeña puerta a la bondad para inmediatamente cerrarla y proceder a destruir todo lo está en la sociedad. Podría parecer que son asesinatos sin razón, pero no, hay un velado motivo en cada uno.

Ganó varios premios de terror y cine fantástico, dirigió algunos capítulos de “Taken” y se limitó a vivir su vida como cineasta. Sin aspaviento y luces.

Difícilmente emularlo.

Acotación: La segunda parte de “La Masacre de Texas” no la mencionaré. No existe. Todos tenemos nuestros momentos ingratos y no tiene caso escribir sobre la misma.

María del Mar Boeta

Quiere un muñeco tamaño real de Chucky el Muñeco Diabólico. Piensa pagarlo con sueldos de reportera, historiadora y Copy Writer. Escribe bien bonito para el proyecto rock-musical-psicodélico Malosa Mami.

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