Sara Poot Herrera ingresó hace unas horas a la Academia Mexicana de la Lengua, y lo hizo en una ceremonia solemne, en la que evocó la memoria, la vida y relación de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana con Yucatán.
El público que asistió al auditorio Divino Narciso, en la Universidad del Claustro de Sor Juana, escuchó con atención la anécdota del nacimiento del primo de la Décima Musa, el hijo de la familia Mata Ramírez, benefactores que le facilitaron su ingreso al templo de los Jerónimos.
Poot Herrera narró la figura de una mujer multifacética, monja, poeta, política, amiga, ciudadana y se comprometió a su llegada a la AML, a renovar las investigaciones para acercarlas al público con el fin de aplicar la premisa de que Sor Juana fue y sigue siendo acción y palabra.
Al terminar el discurso, se le impusieron las insignias que la acreditan como la decimotercera integrante correspondiente a Yucatán, en la institución que tiene como propósito preservar la pureza del idioma español. Después, Margo Glantz, su homóloga y también estudiosa de las letras, respondió a la investigadora de la Universidad de Santa Bárbara, California, como parte del protocolo ceremonial.
La aportación de la yucateca al idioma, corresponde a un intenso estudio sobre la lengua mexicana a través de la mirada de Juana de Asbaje, son diversos los reconocimientos en honor a Sara Poot dentro y fuera del país.
El acto cobró un fuerte significado simbólico porqué las mismas paredes donde aún vive el recuerdo de Sor Juana Inés, fueron las que oyeron el aplauso y el reconocimiento de la primer yucateca, antes lo consiguió Silvio Zavala Vallado, en ser parte de la institución que mantendrá vivo el español.
¡Sara Poot Herrera, tan viva como el recuerdo de la Décima Musa! ¡Enhorabuena!
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