Rogue One: La unión es “la fuerza”

 

Se nota que es navidad. Porque desde hace años los warsies escribieron una carta pidiendo un regalo como el que Disney acaba de entregarles en “Star Wars: Rogue One“. Y es que parece una cinta de acción juvenil pero su contexto, las historias detrás, las referencias a las películas que le predecedieron convierten al primer spin-off de la saga en una gloria.

Quizás hacía falta llegar a este momento, tiempos en que la humanidad se encuentra dividida, en donde hay una amenaza constante que acecha a los distintos bandos que se han formado, no porque sea lo correcto, sino porque es la realidad: el mundo se ha polarizado. Y Gareth Edwards lo sabe y lo utiliza.

Porque desde que se anunció que llegaría un “Episodio I” la fanáticada esperaba un filme como “Rogue One“. Pero no ocurrió. Y vino el “Episodio VII” y pensamos “vaya, ahora sí, apegados con todo al universo warsie”. Y el filme de Edwards lo respeta pero se sale del molde.

Es así porque no estamos ante un grupo de héroes con súper poderes o con un dominio total de la fuerza. Tienen, sí, ese espíritu inquebrantable, un compromiso con la causa que nace de la cohesión de grupo, de la unidad ante las diferencias. Si ha de existir algún pecado en lo que “Rogue One” ofrece como blockbuster es que estas complicidades se crean muy rápido, pero… ¿no ocurre así en la vida real ante tiempos de adversidad?

Una  de las muchas cosas que fallaron en la olvidable trilogía I – II – III es que aparecieron muchos personajes nuevos que quisieron convertir en los nuevos Leia, Han y Luke. En “Rogue One” aparecen novedades pero no pretenden ser igual a los otros. Hay referencias, sí, pero no son una copia, son elementos que separados no son tan atractivos, pero como fuerza rebelde son poderosísimos.

Son los outsiders, encuentran su fortaleza en la unión. Salvo la encantadora Felicity Jones (en el papel de Jyn Erso), los demás integrantes del grupo no son capaces de llenar la pantalla por sí solos, sin que eso indique son malos histriones o que su trabajo haya sido defectuoso. El mismo Diego Luna es una prueba de que a la hora del casting no se buscó al último héroe de acción, sino al tipo cualquiera que se convence de una idea y es capaz de llegar hasta las consecuencias finales con tal de servir a una causa.

“Rogue One” es de esas cintas tramposas porque el mensaje no es muy claro y lo que se ve entre tanto tiroteo y enfrentamiento es precisamente un aviso, un señalamiento de lo que está pasando en la vida afuera de la pantalla de cine. La unión hace… no, perdón, la unión es “la fuerza”. Y hay que sacar esa información de un centro de almacenamiento, colocarlo en una antena de transmisiones y hacer que llegue a quien tenga que llegar.

Una cinta así, sin personajes que controlen “la fuerza”, rebeldes, “mínimos”, igual hubiera encantado a la fanaticada años atrás, pero hoy cobra especial importancia y no sólo divierte, sino invita a la reflexión, y es lo que los amantes del buen cine piden de los blockbuster: no sólo que entretengan, sino que aporten algo más.

En ese sentido, “Rogue One” supera por mucho hasta lo logrado por “The ForceAwakens“, porque no es una calca, le da continuidad (dentro de la línea temporal establecida por el universo de Star Wars) a lo presentado pero lo transforma y se nutre de otros momentos y otras cintas. Porque lo del desembarco en la playa ya lo hemos visto antes, porque los ataques aéreos también, incluso esas secuencias en donde estamos dentro de los enfrentamientos gracias a una hábil planeación de cámara en mano, pero Star Wars necesitaba de estos “tipitos”. Así, en minúsculas, no por despectivo, sino porque por lo general personajes como estos con el corazón de las revoluciones, los que no obtienen medallas, ni el reconocimiento, los de abajo, la base, los que hacen que las cosas pasen.

Por lo general, es sólo con las películas de nazis que encontramos cierto placer ante la caída de determinado bando. Históricamente son los villanos favoritos. Y Edwards puso mucha destrucción en la cinta. En exceso. Y el público la va a vitorear. No sólo porque durante años muchos se han puesto del lado de los rebeldes, sino porque tiene mucha idea de la estética del desastre. Lo demostró en “Godzilla” y lo vuelve a hacer con maestría y pulcritud.

La experiencia es grata y el trabajo mayor si consideramos que estamos en la misma galaxia pero en otra órbita, es decir, reconocemos el entorno, nos es familiar, pero no están las figuras de siempre, los protagonistas son los que no estaban llamados a serlo y son igual de valiosos o más que aquellos que reconocemos como héroes y villanos.

Seguimos lejos de la maestría de “El imperio contraataca” o de “El regreso delJedi”, pero “Rogue One” es lo más cerca de un filme que hubiera satisfecho a los devotos fans de esos tiempos. Pareciera que lo hicieron en aquella lejana década de los 80.

Rogue One (2016)

Director: Gareth Edwards.
Guión: Tony Gilroy, Chris Weitz.
Protagonistas: Felicity Jones, Diego Luna, Alan Tudyk, Donnie Yen, Mads Mikkelsen.
Fotografía: Greig Fraser.
Edición: John Gilroy, Colin Goudie, Jabez Olssen.

 

Imágenes tomadas del sitio oficial de “Rogue One”.
Texto publicado en Azteca Noticias.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

Twitter 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Categorías