El barco "El esperanza" de la organización ambientalista Greenpeace, llegó al puerto de altura de Progreso Yucatán proveniente de Veracruz, como parte de la campaña "Comida Sana" que busca impulsar la agricultura ecológica para proteger a la gente y evitar daños en la tierra, el agua y la salud de las personas ocasionado por el uso de plaguicídas y fertlizantes sintéticos de la agricultura industrial.

¿Qué es y qué sucede dentro de “El esperanza”?

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Como parte de los trabajos de investigación, análisis y seguimiento que realiza Greenpeace en nuestro país, el pasado 23 de octubre el barco “El esperanza” llegó a costas yucatecas en el puerto de altura de Progreso -a tan solo 30 minutos de la capital del estado, Mérida– como parte de la campaña “Comida sana, tierra sana”. La embarcación previamente visitó Cozumel, Quintana Roo y Veracruz, Veracruz en búsqueda de agrotóxicos en el agua.

El fotoperiodista Lorenzo Hernández (Chetumal, Quintana Roo, 31) nos comparte el material que obtuvo de su encuentro con los representantes de la organización y dentro del navío, ya que a lo largo de tres días pudo integrarse con la tripulación, experiencia que le permitió conocer de cerca el trabajo que realiza Greenpeace, una de las agrupaciones ecológicas más importantes, polémicas y activas a nivel global.

Los investigadores demás utilizaron instrumentos multiparámetros para medir: PH, Oxígeno disuelto, salinidad, temperatura y clorofila en el sitio, esas muestras se irán a un laboratorio para ser analizadas a detalle e identificar la presencia de plaguicidas y fertilizantes en la zona de Yucatán.
Los investigadores utilizaron instrumentos multiparámetros para medir PH, oxígeno disuelto, salinidad, temperatura y clorofila en el sitio. Esas muestras se irán a un laboratorio para ser analizadas a detalle e identificar la presencia de plaguicidas y fertilizantes en la zona de Yucatán.

El objetivo de la ONG es tomar muestras para analizar y ubicar el nivel de contaminación por plaguicidas en el diverso entorno natural yucateco; se cuenta con información de que existen altos niveles de presencia de sustancias contaminantes en la vida acuática de ese estado. Tal situación está afectando el desarrollo de la flora y fauna local, generando modificaciones y alteraciones en los procesos de desarrollo de los ecosistemas.

Lorenzo nos comparte una secuencia fotográfica que captura el trabajo que a diario se realizan en el “El esperanza”, espacio marítimo multicultural en el que conviven activistas -hombres y mujeres- de origen estadounidense, italiano, filipino, tailandés, belga, ucraniano, sudafricano, ruso, trinitense, búlgaro y obviamente, mexicano.

Después de unas horas de trabajo, la tripulación se toma un descanso para la hora de la comida.

 

La vista desde el interior del barco "El esperanza"

 

Tipsuda Atichakaro de Tailandia se asea después de realizar su trabajo

La marinera Jackeline Zamora de México realiza su trabajo abordo de "El esperanza"

 

Thuleka Vili tercer oficial de Sudáfrica saca unas mangueras nuevas que reemplazará por las viejas de la embarcación.

 

El tercer ingeniero Yves Masudi de Bélgica y Oleksandr Merian de Ucrania toman un descanso antes de reanudar sus actividades dentro de "El esperanza"

 

El segundo oficial hace calculos en los mapas para determinar que tan peligroso puede ser salir a navegar en las "zodiac"

 

El capitán Joel Stewart de Estados Unidos supervisa maniobras en el barco "El esperanza"

 

El comedor de "El esperanza"

 

El encargado del mantenimiento del barco Oleksandr Merian realiza sus labores

 

El segundo y tercer ingeniero intercambian palabras para realizar una tarea en el cuarto de máquinas

 

El segundo ingeniero hace un recorrido en el cuarto de máquinas para investigar que no haya ningun problema con los motores de la embarcación

Oscar Mendoza

Comunicólogo de profesión. Chilango por nacimiento, yucateco por adopción y convencimiento. Interesado en temas sociales, justicia, derechos humanos, tendencias, moda, comida, música, arte y culturas. La política me apasiona y las rarezas me hacen perder la cabeza. Creo en el fin de mundo y espero el colapso zombie.

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