Ponle play: discos nuevos de The Black Keys, Anitta y Toro y Moi

Ponle play

The Black Keys – Dropout Boogie

¿Se les acabó el gas? Porque parece siguen empeñados en ser ese dúo que por fin lleve el blues en su forma más rockera a otro nivel pero ya escuchamos que eso no pasará.

No porque lo hagan mal, por el contrario, suenen espectaculares en esa inclinación por el boogie estadounidense, pero no hay en este nuevo trabajo un golpe de autoridad o visos de que puedan repetir los éxitos de antaño, al menos, no con este mismo formato.

Eso sí, suenan más divertidos que nunca, finalmente podemos verlos regocijándose en lo cosechado y a sabiendas de que se trata de una conquista poco a poco para darle una esencia moderna y rasposa al llamado neosoul.

Anitta – Versions of Me

La brasileña no tiene que seguir a nadie ni esperar por la nueva tendencia para sumarse. Con su tradicional desparpajo nos muestra que igual puede hacer un reguetón sucio que una balada muy sentida o un pop de chicas de menos de 20.

Como experiencia bailables es sabrosa, pero cuando nos presenta otros registros y modos entendemos que se trata de un álbum sobre la libertad, la oportunidad de hacer lo que le place porque no pretende encasillarse ante la potencia de sus diferentes caras.

No sé si con esto logré ser la máxima exponente del pop brasileño actual, porque en realidad, el lado carioca se asoma poco, es una intérprete mucho más universal que sabe sacar partido, aunque poco en esta ocasión, a sus raíces.

Toro y Moi – Mahal

Chaz Bear no tiene otra intención que divertirse. No hay mayores pretensiones en esta vuelta al psych-funk que le caracteriza, pero ahora de un modo un tanto bobalicón y más colectivo.

El disco rebosa de ironía en los pocos momentos que la letra se permite ser protagonista, porque bien sabemos que con este hombre el grueso del discurso se encuentra en el manejo de los sintetizadores y los ritmos. Él mismo en algún momento nos pide dejar el drama de lado, porque esta entrega se trata de disfrutar.

Si partimos de eso, no a manera de reinvención, sino como en la más pura esencia chill, Bradley Bundick se permite fluir en una clara invitación a no clavarse tanto en momentos donde todo mundo vive con el estrés al tope.