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Los juegos del hambre: Sinsajo Parte 2: revolución televisada

 

Pocas revoluciones pueden presumir de pocas bajas. A corto o largo plazo, la necesidad de justicia se convierte en ansias de sangre y los ideales se trastocan para definir a víctimas y victimarios. Alguien tiene que pagar los platos rotos.Los juegos del hambre: Sinsajo – Parte 2 no se sale del formato. Pero era imposible hacerlo. Y en vez de divertida se torna dolorosa.

Es imposible separar al último capítulo de las cintas anteriores, pues a diferencia de otras sagas, el cambio de batuta no ocurrió más desde que Francis Lawrence asumió la dirección de los proyectos y ello benefició a una historia que encuentra en su cierre su parte más brutal.

La historia de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) fascina porque representa al underdog, a la chica de bajo perfil que se convierte en un símbolo sin pedirlo y la necesidad de los poderosos o de quienes ostentan los tronos para mostrar a sus aliados. Si la parte 3 (Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1) fue lenta y hasta aburrida, la nueva entrega saca toda la furia contenida para ir deshaciéndose de personajes y dejando en claro que se guardaron lo más movido para el final.

Con secuencias de acción muy bien trabajadas y la tensión a todo lo que da, Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 2 es un buen producto juvenil, ese ha sido siempre su público, pese a lo duro de su trama, una donde la muerte, el dolor y la destrucción son parte de estos universos distópicos que hoy invaden la literatura para adolescentes.

Lawrence no cede en momentos tormentosos. Los amantes de los libros saben que irán viendo caer de a poco a sus personajes favoritos aunque hacia la conclusión de la historia surja todo lo predecible del final feliz.

Cabe destacar el manejo del poder, esta característica de los puestos de mando que corrompen a quienes no están listos para entenderlo como una oportunidad de servir, no de eternizarse u obtener beneficios. Y es bastante notorio que la autora Suzanne Collins elige poner frente a frente a dictadores y demócratas: Lawrence respeta la idea y es ahí donde la heroína accidental decide acabar con punta de flecha con la continuidad de la barbarie.

Sin embargo, esta reiteración en diálogos de Everdeen como la única heredera de la salvación es cansada: una y otra vez los personajes van repitiendo el papel de la protagonista como si una revolución fuese tarea de una sola cabeza y existiera solamente un “villano” a vencer. En contraparte, esta sociedad de la inmediatez en donde todo puede ser transmitido en vivo muestra su lado ocioso y perverso en las intenciones del personaje de Alma Coin: para que valga la pena la muerte se han de crear mártires, no importa quiénes sean.

El elenco no falla, pero tampoco brilla a montones. Jennifer Lawrence demuestra que puede ser ídolo juvenil en una cinta dirigida hacia los que están por convertirse en adultos y a la vez hacer interpretaciones mucho más complejas.

Lo mejor de Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 2 es que ofrece un espectáculo visual para jóvenes que no sacrifica argumento para ser atractiva y sigue con la seriedad propuesta por la autora de las novelas pese a que tiene momentos cruentos y muy desalentadores.

Pero, es el espíritu de la revolución: habrán de llegar las bajas y hubo que respetar ese tinte para que no pareciera artificio, para que sea real, que se palpe que en un futuro como el propuesto por la historia lo que queda ante la necesidad de sangre y de sentir el dolor del prójimo es la deshumanización.

The Hunger Games: Mockingjay – Part 2 (2015)

Director: Francis Lawrence.
Guión: Peter Craig, Danny Strong.
Protagonistas: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemswoth, Donald Sutherland, Julianne Moore.
Fotografía: Jo Willems.
Edición: Alan Edward Bell, Mark Yoshikawa.

Texto publicado en Azteca Noticias.

 

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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