La divina ilusión: una cómica y oscura carta de amor al teatro

 

La divina ilusión” tendrá una nueva corta temporada en el Teatro Helénico de la Ciudad de México. Si bien la obra retoma la anécdota del escándalo que protagonizó la actriz de teatro Sarah Bernhardt en la ciudad de Quebec a comienzos del siglo XX, los entramados que desarrolla con enorme plasticidad Boris Schoemann son más vigentes que nunca.

Un joven seminarista con vocación de dramaturgo revelará con sus anhelos los oscuros secretos que guarda el seminario mayor y cómo afecta a las familias de los que ahí habitan.

El engranaje es espectacular. La cohesión de la más de una decena de actores involucrados en escena convierte la puesta en una pintoresca denuncia. Pese a lo duro de la trama, la versión de Schoemann del montaje del dramaturgo Michel Marc Bouchard otorga constantes y necesarios respiros gracias al humor que deambula sobre las tablas, como un escape ante la miseria que atrapa a los protagonistas.

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Michaud, hijo de una acomodada familia y entusiasta del teatro conocerá a Talbot, un joven proveniente de una familia pobre. Ambos se encargarán de hacerle llegar a “la divina Sarah” un comunicado del arzobispo, quien repudia y rechaza a la mujer y las obras que representa.

El texto, meticuloso, nos va involucrando con las realidades opuestas de estos dos muchachos y el cambio que ocasiona en sus vidas el encuentro con la actriz francesa. Pero, el verdadero protagonista de este montaje es el teatro. Porque constantemente nos topamos con las frases que aseguran que el arte transforma vidas, de la imperante necesidad de ser algo más que máquinas que viven el día a día sin ese algo que exalte el espíritu.

Se trata pues de una comedia negra, porque pese a toda la tragedia que trastocará el camino de Tabolt, no podemos dejar de reír ante la inocencia y descaro (a veces juntos, en otros momentos por separado) con que los personajes entienden que no se puede ser más desgraciado.

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Al tiempo que critica la superficialidad de textos que presumen de teatro social pero que no hacen más que alimentar la actitud snob de parte de la clase adinerada, se mofa de la banalidad de aquellas piezas que sólo persiguen el divertimento simplista y carente de ente líneas.

“El teatro es tan benigno como un sermón de misa”, reza en algún momento uno de los personajes. Y nada es tan real como dicha afirmación. Porque ambos tiene el poder de cambiar realidad siempre y cuando exista la voluntad por parte de quien recibió el mensaje. Y en “La divina ilusión” la propuesta es clara: amamos los entablados.

Dali González, Mahalat Sánchez, Eugenio Rubio, Servando Ramos, Gabriela Guraieb, Olivia Lagunas, Constantino Morán, Carmen Ramos, Miguel Corral, Pilar Boliver, Miguel Conde, conforman el elenco que se presentará durante nueve lunes del 19 de febrero al 16 de abril de este año, a las 20:30 horas.

 

 

 

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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