Guardianes de la galaxia vol. 2: esa pintoresca necedad

 

“Guardianes de la Galaxia” fue una grandiosa necedad. Sin la necesidad de cubrir las expectativas de nadie -quizás de los fans más duros del universo Marvel, que, seamos honestos, no son legión- James Gunn pudo hacer lo que quiso con sus personajes y dotarlos de una personalidad arrebatadora. Y ahora en “Guardianes de la galaxia vol. 2” los deja crecer.

Bajo el mismo tratamiento, el filme se convierte en una secuela promedio, pues esta evolución de los visto en la primera cinta es igual de divertida, pero no supera lo logrado una vez que se ha perdido el factor sorpresa. Aunque, claro, sigue teniendo la misma “onda”.

Quizás el problema es que estamos ante un trabajo que explora el origen del líder, Peter Quill (Chris Pratt) , dejando de lado a sus compañeros, quienes también experimentan situaciones que los llevarán a madurar, pero no son el centro de atención. En la primera funcionó el trabajo coral, porque cada uno de estos parias tenían una razón para buscar la comunión. Ahora son familia y sus aventuras son chistosas, pero sin la irreverencia total de su antecesora.

Pero, Marvel lo quiso así desde un principio. Es decir, a Gunn se le encomendó romper el molde de lo que el estudio hizo antes con sus otros superhéroes y lo consiguió de un modo pintoresco. Pero, fórmula que funciona, repite. Y eso es lo que estamos viendo. El empeño es en la construcción formal, en lo visual, lo rítmico. Había que priorizar y Gunn decidió que no había que mover nada a lo presentado anteriormente. Por eso el guión es lo que menos importó.

No hay una limpieza narrativa, pero se concibió así desde que “Guardianes…” conquistó a las audiencias con su formato atrabancado y su “pinponeo” entre personajes. Sin embargo, para nada es una pieza fofa o de calidad inferior. Hay muchos otros tantos blockbusters que quisieran una mínima parte de la locura que tiene “Guardianes de la galaxia vol. 2”.

Y entre todo esto, el truco permanece oculto, silencioso: la secuencia que importa está fuera de la pantalla. El ver a decenas de cabezas moverse al ritmo “My Sweet Lord” de George Harrison y sonreír con la secuencia inicial al ritmo de “Mr. Blue Sky” de ELO comprueba que estamos ante la caricatura imperfecta que imaginamos una y otra vez en nuestra cabeza cuando fuimos niños. Los “adultescentes” que invadimos la sala estamos igual o más entretenidos que las nuevas generaciones que van descubriendo quiénes son estos personajes.

El éxito de “Guardianes…” es que no existe esta seriedad del Batman con urgencia de un psicoanalista o un Superman con una excesiva disyuntiva moral. Son unos fulanos cualquiera al que les importa encajar, pertenecer a algo, formar grupo. Son los chicos de la cuadra, con personalidades muy marcadas pero dispuestos a ceder en sus caprichos para “hacer bola” y pasarse un buen rato.

Todo eso lo tuvimos en la primera aventura de estos renegados. Ahora se consolida aunque sin el mismo brillo, pero sí con las mismas pinceladas. No podemos negar que el festín de colores y el ensamble que logra Gunn con su selección musical hacen de este trabajo algo difícil de olvidar, aunque sabemos que pudo ser mejor.

“Guardianes de la galaxia vol. 2” se disfruta enormidad, porque es un juego, es el director con sus muñecos de acción invitándonos a formar parte de su nueva aventura. El problema es que se puso un tanto serio y eso es bueno si lo vemos como trabajo, pero si es por divertirnos, ahí la cosa cambia.

En otras palabras: I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot, I am Groot…

 

Guardians of the galaxy vol. 2 (2017)

Dirección y guión: James Gunn.
Reparto: Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Vin Diesel, Bradley Cooper, Michael Rooker, Karen Gillan, Kurt Russell.
Fotografía: Henry Braham.
Edición: Fred Raskin, Craig Wood.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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