Death Note: hasta al mejor cazador se le va la liebre

 

Producción tras producción, Netflix ha demostrado que tiene muy buen ojo para impulsar proyectos que alcanzan niveles de calidad de importante, al menos el apartado del entretenimiento. Algunos otros han logrado momentos destacados -si nos ponemos quisquillosos- en materia de calidad narrativa y visual. Pero nadie es infalible, ni siquiera el gigante del streaming. Y su adaptación de “Death Note” es una verdadera pesadilla.

Es así, no porque su mortuorio tema cause asombro y pavor a quienes lo vean, sino porque su tránsito es tan atrabancado que parece que entre escenea y escena un cabo suelto queda en el camino y la cinta carece de cohesión.

Existen muy variados ejemplos de adaptaciones de obras asiáticas que en su conversión estadounidense pierden todo sentido.

Es un hecho, no una charada: la forma de concebir el mundo, los temores, realidades y procesos mentales de oriente son muy, muy contrarios a la cultura de occidente. Hay ciertos conceptos, la muerte incluido, que entienden distinto los de allá y los de acá.

La historia apareció y se popularizó en papel gracias a Tsugumi Ōba e ilustrada por Takeshi Obata. Y de ahí salieron decenas de productos relacionados con la trama, la de un chico que se encuentra con una libreta con la que puede matar a cualquier persona con sólo escribir su nombre en las páginas del cuadernillo.

Adam Wingard va llenando su portafolios de productos fallidos y luego de “Death Note” cualquier empresa con su nombre resulta dudosa (aunque le hayan encargado ya el enfrentamiento de dos titanes para 2020, cuando llegue a las pantallas “Godzilla vs Kong“).

Por lo pronto, su trabajo carece de alma. Presenciamos más un melodrama juvenil donde un par de púberes berrinchudos matan a quien les venga en gana y no hay nada seductor en ello.

El guión parece empecinado en decirnos “si quieres saber de qué va, recurre al manga”, cuando por sí solo debería poder involucrarnos en un trabajo que vendió más la figura de Ryuk a manera de promoción de cinta de espantos, en vez abundar el sentido psicológico y filosófico del enorme poder que significa quitar la vida de un plumazo, al modo de las dictaduras más oscuras que han existido en la humanidad.

Una vez más, estamos ante realizadores que piensan que ser adolescente es ser idiota y, por eso, la suposición de que cualquier luz brillante y chica con sonrisa de comercial de pasta de dientes es suficiente para encantar. Está claro que “Death Note” va dirigida a un público que quizá no intente cuestionarse el tema, pero tampoco es para abordarlo con tanta ligereza como si fuese entretenimiento para bebés.

El resultado es triste y desafortunado, enormemente aburrido y, a todas luces, un filme que demuestra que puedes tener una buena racha de éxitos, pero un fracaso de las dimensiones de “Death Note” sin duda te asienta en la realidad. Y esperemos que Netflix aprenda de ello.

 

Death Note (2017)

Director: Adam Wingard.
Guión: Charley Parlpanides, Vlas Parlapenides, Jeremy Slater.
Reparto: Nat Wolff, Lakeith Stanfield, Margarte Qualley, Willem Dafoe.
Fotografía: David Tattersall.
Edición: Louis Cioffi.

Juárez Góngora

Es orgullosamente yucateco. Egresado de la licenciatura en Periodismo en un colegio de la tierra del panucho y el salbut. Le dio por conocer varias zonas del país hasta que se avecindó en la Ciudad de México, donde se dedica a hacer textos para el mundo del internet. Amante de la literatura, melómano, pero primordialmente cinéfilo, de niño repasó películas en formato Betacam una y otra vez, hasta que finalmente, un buen día, fue al cine y de ahí no pudo salir.

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