46 años de orgullo, después de marchar ¿qué sigue?

Jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por la inconstitucionalidad de no considerar la posibilidad de la unión civil entre personas del mismo sexo en los Códigos Civiles estatales, modificaciones en reglamentos municipales por el respeto de las autoridades hacia las muestras de cariño en la calle entre homosexuales y lesbianas, sin olvidar la expedición de las primeras actas de nacimiento a ciudadanos transexuales en la capital del país, podrían ser los tres puntos a considerar en el marco de la celebración del Día del Orgullo Gay o LGBT.

El próximo 28 de junio se cumple un año más del aniversario de los disturbios en Stonewall, Nueva York, suceso que dio pie a un cambio de paradigmas relacionados con la asimilación y reconocimiento de la existencia de la diversidad sexual. Ya son 48 años en los que muchas personas alrededor del mundo han dado, incluso la vida, a fin de aportar elementos que apoyen en la comprensión de los gustos diferentes con sus diferencias.

En la Ciudad de México se llevará a cabo el sábado 27 de junio la XXXIV Marcha por el Orgullo Gay (vaya nombre). Si bien la actividad genera polémica -más entre los homosexuales y lesbianas por su validez, representatividad y discurso- es hasta el momento el movimiento de visibilidad pública más reconocido a nivel nacional en cuanto a la diversidad sexual se refiere.

Cartel XXXIV Marcha Gay de la Ciudad de México
Cartel XXXIV Marcha Gay de la Ciudad de México
Pero, a pesar de los claros avances a favor del reconocimiento de la igualdad en derechos (con sus respectivas obligaciones), quedan aún más pendientes que varían entre acciones legislativas, institucionales, culturales y educativas. Ya que aún sorprenden conocer noticias sobre actos de discriminación, persecución, y agresión en diversas partes del mundo y el país en contra de la comunidad LGTTTI ( y demás siglas que le aumenten). Por eso y más, después de la marcha habría que preguntarse ¿qué más hacer?, ¿hacia dónde seguir?

Tal vez un buen ejercicio sería cuestionar y cuestionarse para llegar a una conclusión que incite a una acción ¿hacia dónde habría que jalar por la lucha de la igualdad de gays y lesbianas dentro y fuera de sus colectivos?

Lo que podría ser una garantía es que cualquier que sea el rumbo de esta batalla, dentro de la guerra social, cultural, económica, y política que vive México y el mundo, el resultado podría aportar mucho a favor de la construcción de una sociedad global más justa con y entre sus respectivos grupos, por esto y más -insisto- no estaría de sobra preguntar después de marchar ¿qué sigue?

 

 

Oscar Mendoza

Comunicólogo de profesión. Chilango por nacimiento, yucateco por adopción y convencimiento. Interesado en temas sociales, justicia, derechos humanos, tendencias, moda, comida, música, arte y culturas. La política me apasiona y las rarezas me hacen perder la cabeza. Creo en el fin de mundo y espero el colapso zombie.

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